Nuestro tercer día en Tokio podría resumirse como un día de mercados. Tras visitar un par de lugares emblemáticos en la zona centro de la ciudad, más conocida como el barrio del Palacio Imperial, nos entregamos de lleno a pasear por distintos mercados de la ciudad. Comimos un pescado fresquísimo, probamos un montón de cosas extrañas (es posible que no dejáramos ni un solo puesto que tuviera algo para probar gratis sin visitar) y también compramos algún que otro detallito especial. Acabamos el día dejándonos unos cuantos yenes en el loco barrio de Akihabara, y sobre todo flipando con la habilidad de muchos japoneses con los videojuegos.


1. Santuario Yasukuni. Se trata de un bonito aunque controvertido santuario que conmemora a los más de 2 millones y medio de japoneses que a lo largo de la historia han perdido la vida en el campo de batalla. La controversia reside precisamente en que, entre ellos, se encuentran 14 criminales de guerra, responsables de la participación de Japón en la Segunda Guerra Mundial. Sobre todo las visitas de algunos primeros ministros japoneses en los últimos tiempos han sido negativamente valoradas por China, Corea del Sur y una parte de la sociedad japonesa. Afortunadamente, no se ha registrado ninguna visita oficial desde el año 2013.


Fundado en 1869, el edificio principal es francamente bonito, especialmente por su impoluta cortina blanca pintada con crisantemos, símbolo del emperador. Varias puertas torii marcan el camino hasta él. El complejo incluye también un Teatro Noh, donde se realizan representaciones en honor a las almas de los caídos. La entrada es gratuita.

2. El Palacio Imperial de Tokio es la residencia oficial del emperador. Fue construido en los antiguos terrenos del castillo de Edo, lugar donde vivieron los shogunes del clan Tokugawa hasta 1868. El complejo está formado por la residencia imperial, rodeada por un imponente foso, y varios jardines.


Los Jardines Orientales están abiertos al público y su entrada es completamente gratuita. Se encuentran en el lugar donde anteriormente se levantaban los dos círculos defensivos que rodeaban al castillo original: uno interior denominado honmaru, y otro exterior o ninomaru. Éstos a su vez estaban protegidos por una tercera zona amurallada, llamada sannomaru. Dos puentes, a los que se les conoce como Nijubashi, forman la entrada desde los jardines exteriores a los jardines interiores y el Palacio Imperial. Una de las vistas más bonitas se obtiene desde la gran explanada de Kokyo Gaien, con ambos puentes a la vista y el Palacio Imperial de fondo. También es interesante visitar el jardín de estilo japonés Ninomaru, que data del período de Edo.


Actualmente también es posible entrar al Palacio Imperial a través de una visita guiada, aunque nosotros optamos por visitar solo los jardines exteriores. Resulta bastante curioso salir de la tranquilidad de los jardines y encontrarte con decenas de altísimos rascacielos.

3. Mercado exterior Tsukiji. En el mercado de Tsukiji se realizaban anteriormente las famosas subastas de atún que tenían lugar de madrugada. Esta parte del mercado se trasladó en 2018 a otra zona de la ciudad, pero en los exteriores sigue habiendo un montón de puestecitos que merece mucho la pena visitar, especialmente a la hora del desayuno o de la comida. Nosotros llegamos entre las 13h y las 14h y la verdad es que de camino sufrimos un poco por si nos encontrábamos algunos puestos ya cerrados, pero en absoluto. Comimos prácticamente nada más llegar y al terminar, que serían ya más de las 14h, nos dimos un par de vueltas por el mercado, que tenía una actividad completamente normal. Los boles de arroz con marisco y pescado fresco de Tsukiji Kanno nos parecieron espectaculares, así como todo lo que fuimos probando después.


Junto al mercado se encuentra el curioso templo Tsukiji Honganji, con una fachada muy diferente al resto de templos budistas que visitamos. Desde allí cogimos el metro para visitar el segundo mercado del día.

4. Mercado Ameya Yokocho. En paralelo a las vías de la línea Yamanote, entre las paradas de Ueno y Okachimachi, la calle comercial Ameyoko tiene prácticamente todo lo que te puedas imaginar. Originalmente dedicada a la venta de caramelos y dulces, la calle debe su nombre a la palabra ame que significa caramelo. Hoy en día se venden allí todo tipo de productos, desde frutas, especias, pulpo y otros alimentos desecados a souvenirs, ropa u objetos electrónicos. También hay un montón de puestos de comida callejera y pequeños restaurantes, así que ir a la hora de comer puede ser otra muy buena opción.

           
5. 2k540 Aki-Oka Artisan. Si continúas caminando junto a las vías del tren en dirección a Akihabara, darás con un pequeño tesoro escondido, muy recomendable para los amantes del diseño y la artesanía. 2k540 Aki-Oka Artisan es una galería comercial que discurre bajo las vías del tren entre las paradas de Akihabara (Aki-) y Okachimachi (Oka) con tiendas muy variadas donde se venden productos hechos a mano. Algunas han establecido sus talleres aquí, dando a los compradores la oportunidad de ver parte del proceso de fabricación de primera mano. En total hay unas 50 tiendas que venden desde carteras, bolsos y sombreros a papelería o artículos de cocina. Mi favorita fue sin duda Nippon Department Store, que vende una amplia variedad de artículos artesanales tradicionales. Si te apetece un café acompañado de un gofre, no te pierdas Ironcafe

6. Akihabara, también conocido como el barrio electrónico, es la meca de los videojuegos, el manga, la cultura otaku y la electrónica. Además de tiendas de varios pisos dedicadas a la fotografía, el vídeo o los ordenadores, hay muchísimos espacios para los aficionados al anime, los videojuegos o el fenómeno idol. Algunos ejemplos son la famosísima cadena Mandarake para manga y anime, Super Potato para los amantes de los videojuegos o m’s, uno de los sex shops más grandes del mundo, que ocupa todo un edificio de siete plantas al lado de la estación. También hay cantidad de maid cafes, esas cafeterías en las que las camareras van vestidas de sirvientas. Es curioso como las chicas que estaban repartiendo flyers de los locales e intentado captar clientes ni se dirigían a nosotros, debían ver bastante claro que no éramos su público potencial.


Lo más divertido para nosotros fue la tienda recreativa Sega, tienen varios edificios enormes con cantidad de videojuegos de todo tipo (música, coches, cartas), gashapon, máquinas para sacar peluches y una planta entera para juegos de realidad virtual. La velocidad con la que la mayoría de japoneses responden a los juegos nos dejó más de una vez sin palabras.

7. Tendon Tenya es una cadena de comida rápida donde sirven ricos platos de tendon, una especialidad japonesa a base de arroz (cómo no) y de tempura. Ésta puede ser de varios tipos: de verdura, de gambas o pescado, etc. En la máquina que hay en la entrada podrás elegir entre varios menús, que casi siempre incluyen una sopa de miso. No es para nada sofisticado, pero es una opción rica, rápida y muy económica.