Aunque algo más pequeña que Ho Chi Minh, Hanoi es también una gran urbe en la que se mezclan estrechas callejuelas y amplias avenidas por las que transitan un sinfín de motos y vendedores ambulantes. Eso sí, en la capital se respira un ambiente mucho más autóctono que en su vecina del sur, y perderse por sus calles supone un interesantísimo viaje a la cultura local vietnamita.


En nuestras primeras tres noches en Hanoi (aún dormiríamos una noche más en la capital después de la excursión a la Bahía de Halong, aunque en otro hotel) nos alojamos en La Siesta Hotel Trendy, un maravilloso hotel de 4 estrellas a un precio realmente económico. No es nada nuevo decir que Vietnam es un país muy barato, uno puede encontrar cómodos albergues y hostales donde dormir por menos de 10€ la noche en una habitación compartida o unos 25€ la habitación doble. Los hoteles de gama media salen también genial de precio, nosotros optamos por hoteles de 3 estrellas en la mayoría de destinos del viaje, donde el precio de la habitación doble con desayuno incluido rondaba los 30-40€. La excepción fue este bonito y céntrico hotel en Hanoi, donde pagamos unos 85€ por noche. Aunque escogimos la habitación más económica, tuvimos la suerte de que una de ellas se encontrara en el último piso y que contara con balcón y unas vistas impresionantes a la ciudad. Además, el desayuno (incluido en el precio) era sencillamente espectacular.

Día 3:

Nuestro primer día en Hanoi amaneció algo nublado, aunque las vistas desde el balcón de la habitación no podían ser más bonitas. Tras disfrutar de un desayuno muy rico y variado, nos pusimos en marcha.


La zona donde nos alojamos nos pareció perfecta para conocer tanto los alrededores del lago Hoan Kiem y el barrio antiguo (que visitaríamos al día siguiente) como su zona oeste, donde se concentran otros muchos lugares de interés. Ambos días nos movimos fundamentalmente a pie, a excepción de un par de taxis que no resultaron para nada caros. Lo mejor es parar taxis que están circulando, pues los que están aparcados, sobre todo en el barrio antiguo, suelen esperar al turista e incrementar el precio real de la carrera. La empresa con mejor reputación (según los trabajadores del hotel y de la guía) es Mai Linh Taxi, con taxis de color verde.

De camino a nuestra primera visita del día pasamos por la famosa calle cruzada por unas vías del tren. Es impresionante lo cerca que el tren pasa de las fachadas de las casas, además no hay ninguna barrera ni medida de seguridad, por lo que uno puede caminar por encima de las vías a cualquier hora del día e incluso sentarse en la terraza de algún bar cercano. No es recomendable hacerlo a las 6 de la mañana ni a las 7 de la tarde, pues son las horas a las que pasa el tren. Nosotros no llegamos a verlo, pero sin duda merece la pena acercarse también a otras horas aunque solo sea para dar un paseo por esta curiosa calle.


1. Complejo del Mausoleo de Ho Chi Minh. Este interesante complejo incluye varios edificios, jardines y monumentos, por lo que lo ideal es dedicarle una mañana entera. La entrada al Mausoleo de Ho Chi Minh es gratuita pero muy estricta: nada de cámaras ni móviles ni hombros al aire ni pantalones por encima de la rodilla (dato importante si, como nosotros, viajas en verano). Aunque está abierto hasta las 11 de la mañana, el último acceso es a las 10 y cuarto debido a la cola que va desde la entrada del complejo hasta el propio mausoleo (no te preocupes si ésta es larguísima, lo cierto es que avanza muy rápido). Nosotros tampoco es que llegáramos muy temprano, serían casi las 10, pero pudimos entrar sin problema, lo importante es pasar la primera puerta de acceso antes de las 10:15h. En esta primera puerta tendrás que depositar todas tus pertenencias en una taquilla (incluidos móviles y cámaras), ya que está completamente prohibido fotografiar dentro del mausoleo. Desde allí la cola va avanzando por una vía señalizada hasta llegar a la entrada del mausoleo, un monumental edificio de mármol en cuyo interior se encuentra el cuerpo embalsamado del líder nacional Ho Chi Minh. Curiosamente, su última voluntad fue desoída (Ho Chi Minh deseaba ser incinerado) y fue embalsamado siguiendo la tradición de otros líderes comunistas como Lenin, Stalin o Mao. Aunque una vez en el interior no podrás detenerte ni un momento a observarlo con detalle, la imagen del sarcófago de cristal con el cuerpo embalsamado dentro deja sencillamente sin palabras.


Una vez visitado el mausoleo volvimos a por nuestras mochilas ya que en el resto del complejo sí están permitidas las fotos. Aunque no llegamos a entrar, pasamos por delante del museo Ho Chi Minh, un enorme edificio de hormigón con un estilo de claro corte soviético. Sí que entramos al Palafito de Ho Chi Minh, un sencillo edificio de madera donde Ho, en su voluntad por acercarse al pueblo vietnamita, decidió pasar la última parte de su vida, rechazando así la posibilidad de residir en el Palacio Presidencial, una lujosa construcción de estilo colonial francés que se encuentra justo al lado (no abierto al público). Ambos edificios se encuentran rodeados de unos bonitos jardines y un estanque. A continuación visitamos la Pagoda del Pilar Único, que data de principios del siglo XI, aunque ahora mismo se puede contemplar una reconstrucción debido a de que los franceses destruyeron el edificio original en 1954. Construida en madera sobre un solo pilar de piedra, su forma recuerda a una flor de loto en medio de un estanque.



2. Quan An Ngon. Se trata de un restaurante muy popular que prepara especialidades callejeras de todo el país. Cuando visitamos Hanoi, acababan de abrir una nueva sucursal en un bonito edificio de estilo colonial francés que quedaba bastante cerca del complejo del mausoleo de Ho Chi Minh, por lo que no dudamos en acercarnos allí a comer. Aunque lo cierto es que comimos mucho más barato en otros locales, ésta fue probablemente la comida más rica que probamos en la capital. Muy recomendable.

3. Templo de Quan Thanh. Un sencillo pero bonito templo a orillas del lago Truc Bach.

4. Desde el Lago Ho Tay se obtienen interesantes vistas al distrito de Tay Ho. Es el lago más grande de la ciudad con 15 km de perímetro.

5. La Pagoda de Tran Quoc es una de las más antiguas de Vietnam. Tiene un bonito y llamativo color rojo y sus 11 pisos hacen referencia a los 11 estados budistas.


La guía indicaba una segunda pagoda, la de Tay Ho, a una media hora caminando desde allí, bordeando el lago. Fuimos dando un paseo y por el camino nos encontramos con un par de edificios interesantes (otro templo al borde del lago, una escuela de artes marciales para niños), pero ni rastro de la pagoda. Tras dar un par de vueltas alrededor del lugar donde tendría que encontrarse, sin éxito, decidimos coger un taxi de vuelta al hotel. No hubo suerte con la pagoda, pero el camino fue muy agradable y en él vimos otra cara de Hanoi, alejada de los centros turísticos.

6. El Mirador del Lotto Center se encuentra en el piso 65 del segundo edificio más alto de Hanoi y desde él se obtiene una impresionante vista de 360º alrededor de la ciudad. Un pequeño cubículo sobresale de la fachada, desde donde se puede apreciar la inmensidad de Hanoi caminando sobre un suelo de cristal a 267 metros de altura (no apto para personas con vértigo). La entrada es algo cara comparada con el precio medio de las actividades en Vietnam (unos 9€), pero tiene truco: si vas a partir de las 17.30h de la tarde te costará prácticamente la mitad. Además, así podrás disfrutar del atardecer y de ese momento en el que las luces van encendiéndose poco a poco hasta cubrir por completo la ciudad.

Día 4:

Comenzamos nuestra caminata el segundo día dirigiéndonos al lago Hoan Kiem para inmiscuirnos a continuación en el barrio antiguo. Sus calles, aunque caóticas y bulliciosas, enamoran rápidamente al visitante. Es sin duda una de las zonas más concurridas de la ciudad, donde se concentra la mayor actividad comercial y de ocio. Sus tiendas de artesanos, sus restaurantes y puestos ambulantes, repletos de pequeños taburetes de colores, dotan a esta zona de la ciudad de un carácter único.


1. Lago Hoan Kiem, un lugar imprescindible en toda visita a Hanoi. A sus orillas, grupos de lugareños se reúnen cada mañana muy temprano para practicar taichí; se trata de un remanso de calma en medio del caos de la ciudad. Según la leyenda, el emperador Le Loi empleó una espada mágica, que había sido entregada por el reino de los cielos, para expulsar a los chinos de Vietnam en el siglo XV. Tras la guerra, se cree que una tortuga dorada gigante tomó la espada y desapareció en las profundidades del lago, tomando éste el nombre de Ho Hoan Kiem (lago de la espada recuperada). En una pequeña isla en medio del lago se encuentra Thap Rua (torre de la tortuga), erigida en honor a las tortugas que siempre han habitado el lago. Coronada por una estrella roja, a menudo se emplea como emblema de Hanoi. En la parte norte del lago, otra isla algo más grande alberga el templo de Ngoc Son, un bonito santuario al que se accede por un fotogénico puente de color rojo intenso.


2. Monumento a los mártires. Junto al lago Hoan Kiem en su extremo noreste se encuentra este sobrio monumento en conmemoración a los caídos en la lucha por la independencia de Vietnam.


3. Templo de Bach Ma. Situado en el corazón del barrio antiguo, se dice que este pequeño templo es el más antiguo de la ciudad. Una estatua de un caballo blanco preside el santuario, ya que, según la leyenda, este animal había guiado al emperador Ly Thai To hasta ese mismo lugar, donde decidió establecerse. La estructura original, del siglo XI, fue modificada en el XVIII y un siglo después se le añadió un altar a Confucio. La entrada es gratuita.

4. Puerta del este. Al final de la calle de las Esteras (P Hang Chieu) se encuentra la última puerta y los restos de la muralla de la ciudadela original. Es la única que se conserva y por ella se accedía a la antigua ciudad de Hanoi durante la época medieval.

5. Probablemente el mayor atractivo del barrio antiguo se encuentre en pasear por sus mercados callejeros: pequeños locales, garajes a pie de calle y puestos ambulantes de todo tipo se suceden unos a otros. Los 36 gremios de Hanoi se establecieron aquí en el siglo XIII, cada uno en una calle del barrio. Cada una de estas calles originales comienza, pues, con la denominación Pho Hang (calle de la mercancía), seguida del nombre del producto que se vendía en ella. Así pues, en la calle P Hang Gai se venden todo tipo de sedas y bordados, mientras que en P Hang Bac predomina la venta de plata y joyas. Vale la pena perderse por las distintas calles, aunque hoy en día sus nombres no siempre reflejan el tipo de producto que en ellas se vende. Caminando llegamos al mercado de Dong Xuan, en el extremo norte del barrio, un mercado cubierto donde se pueden comprar desde productos frescos a ropa, recuerdos u objetos artesanales.


6. Puente de Long Bien. Diseñado por Gustave Eiffel y construido entre 1899 y 1902, este puente es todo un símbolo de resistencia de los hanoienses. Su estructura fue bombardeada en múltiples ocasiones por los estadounidenses, pero en todas ellas fue reparada rápidamente.


7. Quan Bia Minh. La bia hoi es la cerveza de barril propia de Vietnam. Se trata de una pilsener bastante ligera y muy barata que fue introducida por los checos en una demostración de solidaridad comunista. Si te gusta la cerveza, en tu viaje a Hanoi no puedes dejar de probarla, sobre todo si es verano y el calor aprieta. En este local tienen además una agradable terraza desde la que se tienen unas interesantes vistas al ajetreo del barrio.

8. Bun Cha Nem Cua Be Dac Kim. Nos decantamos por este restaurante con nombre kilométrico para probar el delicioso bun cha (cerdo a la barbacoa con fideos finos de arroz) acompañado de nem cua be (rollitos de cangrejo). Como la mayoría de puestos de comida callejera del barrio antiguo, sirve un único plato que deberás comer sentado en un pequeño taburete de plástico. Muy rico y muy, muy barato.

9. El Templo de la literatura es un precioso complejo consagrado al pensador chino Confucio, lugar donde se estableció la primera universidad de Vietnam en 1076. Inicialmente el ingreso solo estaba permitido a hijos de nobles, pero a partir del siglo XV jóvenes de todo el país pudieron estudiar allí los principios del confucionismo, la literatura y la poesía. Los nombres de aquéllos que se graduaron (tan solo 2313 en 700 años de historia) se encuentran tallados en un total de 116 estelas que se apoyan sobre tortugas, 82 de ellas todavía siguen en pie.