Nuestro segundo día en Vietnam comenzó muy temprano, exactamente a las 4 y media de la mañana. Habíamos contratado un tour para visitar los mercados flotantes del delta del Mekong con Hieu's Tour y fue una experiencia verdaderamente increíble. Si estás pensando en hacer un tour por la zona, recomendamos mucho contratarlo con esta empresa: la atención fue genial, las paradas que hicimos, muy interesantes y con unas vistas impresionantes tomé el café más rico que he probado jamás.


Pero volvamos a las 4 y media de la mañana. El guía nos recogió puntual en nuestro hotel en Can Tho y nos llevaron en coche hasta el puerto donde nos esperaba una pequeña barca motorizada con la que haríamos el tour. Aún no era de día y fue una gozada ver cómo poco a poco se iba aclarando el cielo. Ya había amanecido cuando llegamos al mercado flotante de Cai Rang, uno de los más grandes y el que concentra mayor actividad comercial de toda la región. El guía nos contó que los vendedores llegan a pasar días o incluso semanas viviendo sobre el agua, hasta que se les acaba el género y vuelven a tierra a por más mercancía. Sobre todo se venden frutas y verduras, pero también puedes encontrar ropa y otros utensilios. Para diferenciar qué vende cada barca, los vendedores colocan un ejemplar en lo alto de un palo que colocan en la embarcación y que puede verse desde la distancia.


Al cabo de unas dos horas en el bote llegamos a Phong Dien, un mercado local más pequeño pero con mucho encanto. Ya era completamente de día y el mercado estaba en sus horas de mayor actividad: en sencillas y coloridas barcas de madera podían comprarse todo tipo de frutas y verduras. Aquí hicimos la primera parada para desayunar en una especie de cafetería con terraza en la parte superior. Las vistas no podían ser más bonitas y, después del madrugón, el pho entró como agua de mayo. Fue nuestro primer desayuno a base de esta rica sopa típica de Vietnam, al que le siguieron unos cuantos más durante el viaje. Y para aquellos que, como a mí, no les guste el café, solo puedo decir: el café de Vietnam es otra cosa. Allí tiene un sabor distinto, más tostado, y mucho más rico para mi gusto. Ese café fue sin duda el mejor que he probado en mi vida, aunque puede que el entorno tuviera algo que ver. También había té y fruta fresca (sandía, papaya y piña, ésta última muy dulce y rica), comprada apenas 5 minutos antes en una de las barcas del mercado.



Tras coger fuerzas proseguimos el tour camino a nuestro siguiente destino: una planta dedicada a la fabricación artesanal de fideos de arroz. Para llegar hasta allí abandonamos el ancho río y nos introdujimos por pequeños canales, dando un agradable paseo. Finalmente llegamos a la fábrica, donde pudimos ver paso a paso e incluso participar en la producción de los fideos. Para rematar nos comimos su especialidad: una especie de pizza hecha con fideos de arroz, realmente deliciosa.



A eso de las 12 nos devolvieron en Can Tho y nos dispusimos a conocer un poco la ciudad antes de dirigirnos al aeropuerto, donde a final de tarde volaríamos con destino Hanoi.

1. Templo de Ong. El mayor atractivo de este templo chino reside en las enormes espirales de incienso que cuelgan del techo. A orillas del río Can Tho y muy cerca de donde acabamos el tour, este santuario fue construido a finales del siglo XIX y consagrado a Kuang Kung, una divinidad que simboliza la lealtad, la justicia, la razón, la inteligencia y el valor entre otras virtudes.


2. Quang Duc Pagoda. Se trata de uno de los templos budistas más grandes y activos del delta del Mekong. La entrada es gratuita y está abierta las 24 horas. Se puede visitar tanto la planta baja, lugar donde un gigantesco Buda de bronce reside al visitante sentado sobre una flor de loto, así como la planta superior, donde un gran número de estatuas de Buda custodian la sala.

Aún era relativamente temprano para ir al aeropuerto, pero la verdad es que estábamos bastante cansados del madrugón así que decidimos ir al hotel a por las mochilas y coger un taxi para allá. Además, yo quería comprar una nueva tarjeta de memoria para la cámara y pensamos que podríamos aprovechar así el tiempo en el aeropuerto. Pero cuando llegamos... no había nada. Literalmente, ni una tienda. Solo una pequeña cafetería y el puesto de control.
Teníamos que esperar unas dos horas y media hasta que saliera el vuelo así que nos sentamos en la cafetería y pedimos una cerveza. Cuando oímos el precio sencillamente no podíamos creerlo: una lata de 33cl. costaba menos de 1 euro al cambio ¡en el aeropuerto! Al final tampoco nos salió tan mal la jugada, pero si estás pensando en volar desde el aeropuerto de Can Tho, creo que la mejor opción es coger un vuelo más temprano, como a mitad de tarde. El mayor atractivo del delta del Mekong son sin duda sus mercados flotantes, y como para verlos hay que madrugar tanto, después del tour y de visitar un par de puntos destacados en Can Tho, uno acaba bastante cansado y lo más práctico es dirigirse directamente al siguiente punto del viaje.
Algo que hicimos cada vez que llegábamos a una nueva ciudad desde el aeropuerto era contratar con el hotel un chófer que nos recogiera. Sale más o menos igual de precio que coger un taxi, y es mucho más cómodo. En algunos hoteles incluso lo incluyen si te quedas un número concreto de noches o si superas una cantidad de dinero en el alojamiento.

El recibimiento en el hotel, aunque ya era bastante tarde, fue genial, y lo cierto es que fue una tónica que se repitió a lo largo de los 3 días que nos quedamos en La Siesta Hotel Trendy. Pero mejor os cuento más acerca del hotel en la próxima entrada, dedicada a los dos días que pasamos en la capital vietnamita.