Tras aproximadamente 20 horas de viaje, llegamos ya de noche a la ciudad de Ho Chi Minh, también conocida como la antigua Saigón. Nunca olvidaremos nuestro primer contacto con Vietnam: un trepidante viaje en taxi desde el aeropuerto a través de millones de luces y motocicletas que aparecían y desaparecían en cuestión de segundos. Además de lugares llenos de paz y de historia, Vietnam es también un frenético paisaje urbano poblado de motos y bicicletas, algo que nos quedó muy claro nada más poner un pie en Ho Chi Minh.


Nos alojamos en el hotel GK Central Saigon (40€ la habitación doble con desayuno incluido), que estaba muy céntrico y desde donde se podía ir caminando a la mayoría de puntos de interés de la ciudad. La habitación era muy pequeña, pero todo estaba limpio y el desayuno era rico y variado. A la mañana siguiente comenzábamos al fin nuestro primer día en Vietnam paseando por el Viejo Saigón:

1. El Mercado de Ben Thanh es un bonito mercado de 1914 donde se puede comprar principalmente comida, pero también ropa, utensilios y souvenirs. Frente a la entrada principal, con su campanario y su reloj, se encuentra la estatua ecuestre de Tran Nguyen Han, un general del siglo XV.

2. Teatro municipal. Caminando por la avenida Le Loi se llega al parque Lam Son y a sus espaldas nos encontramos con el Teatro Municipal, al que aún suele llamarse por su antiguo nombre, el teatro de la Ópera, y que proviene de la época colonial francesa.


3. Hotel Continental. Al lado del teatro de la Ópera se encuentra el hotel más famoso de la ciudad, debido en gran parte al escritor británico Graham Greene, que solía alojarse en la habitación nº214 y que describió en varias escenas de su libro El americano impasible la cafetería de este hotel. Construido a finales del siglo XIX, era también el lugar favorito de la prensa durante la guerra con Francia.

4. Edificio del comité del pueblo. Se trata de uno de los edificios más representativos de la ciudad. Este antiguo ayuntamiento se construyó en los primeros años del siglo XX y está custodiado por la Estatua de Ho Chi Minh, que fue instalada allí con motivo de su 125º cumpleaños.

5. Catedral de Notre Dame. Este edificio de ladrillo, de estilo neorromántico, es algo anterior al resto de los edificios destacados en el Viejo Saigón. Consagrada a la Virgen María, destacan sus torres cuadradas y la estatua de la virgen que se encuentra en la plaza frente a la catedral.

6. Oficina central de correos. Para mí, el edificio más bonito de todos los que visitamos en la ciudad de Ho Chi Minh. Fue diseñado por Gustave Eiffel y construido a finales del siglo XIX. En sus paredes cuelgan bonitos mapas antiguos del sur de Vietnam y en un lugar privilegiado del vestíbulo abovedado encontramos un mosaico dedicado al líder nacional Ho Chi Minh.


7. Nuestra última parada de la mañana fue en el Palacio de la reunificación, un interesantísimo lugar donde conocer y acercase a la historia reciente de Vietnam. El edificio actual fue construido en la ubicación del antiguo Palacio de Norodom, edificado por los franceses durante su ocupación de la Cochinchina. Durante la Segunda Guerra Mundial fue ocupado por los japoneses y, tras la derrota de Japón, los franceses recuperaron el edificio para marcharse definitivamente en 1954. El actual edificio se construyó entre 1962 y 1966 después de que las fuerzas aéreas survietnamitas bombardearan el antiguo palacio, que se había convertido en la residencia del presidente del sur de Vietnam y que había cambiado el nombre del Palacio de Norodom por el Palacio de la Independencia. El frustrado golpe de estado no acabó con la vida del presidente, que mandó construir el edificio que hoy se encuentra en pie. Sin embargo, nunca llegó a verlo terminado pues fue asesinado junto con su hermano en un nuevo golpe de estado. El palacio se convirtió entonces en la residencia del siguiente presidente survietnamita que habitó allí hasta su huída en 1975, año en el que un tanque del ejército de Vietnam del Norte derribó la puerta principal, poniendo fin a la Guerra de Vietnam. Una famosa estampa recuerda cómo un soldado salió del tanque, corrió hacia las escaleras y colocó una bandera del Viet Cong en la parte alta del edificio. Tras la negociación y reunificación de Vietnam, el edificio volvió a cambiar su nombre por el Palacio de la reunificación. Se pueden visitar muchos de sus espacios como las salas de reuniones o el centro de operaciones en el sótano. Ojo porque cierran a mediodía, de 11h a 13h.


8. Pagoda del emperador de Jade. Tras pedir la comida más picante de todo el viaje (y probablemente de toda nuestra vida) nos dirigimos a esta bonita pagoda, que está algo apartada del resto de puntos destacados que visitamos ese día. Data de finales del siglo XIX-principios del XX y fue construida por la comunidad china cantonesa en honor al dios supremo taoísta, el emperador de Jade, que preside el santuario principal cubierto por un denso humo proveniente del incienso.


9. Shri Restaurant & Lounge. De vuelta al hotel paramos a descansar de la larga caminata del día y a disfrutar de una cervecita fresca en este restaurante que se encuentra en la planta 23 y que tiene unas vistas muy chulas a la ciudad.

Tocaba volver al hotel a por las mochilas y dirigirnos al siguiente destino del viaje: Can Tho en el delta del Mekong. Antes de viajar a Vietnam habíamos comprado los billetes de todos los trayectos que haríamos en avión, pero pensamos que sería mejor comprar aquéllos que haríamos en bus sobre la marcha ya que así podríamos escoger las horas de salida de manera más flexible. Sinceramente, no tenía todas conmigo con que cogeríamos el bus que tocaba esa tarde, ya que en el hotel no hablaban muy bien inglés. Por si fuera poco, volviendo hacia el hotel se puso a diluviar. Una vez allí cogimos un taxi y los del hotel les indicaron a qué estación nos debía llevar. Yo había visto que los buses a Can Tho salían desde la estación de Mien Tay, que está muy al oeste de la ciudad, pero el trayecto desde el hotel fue bastante corto, algo no cuadraba. Cuando bajamos del taxi seguía lloviendo a mares así que nos dirigimos rápidamente a la minúscula sala de espera donde estaban las taquillas. Aparcados había dos o tres autobuses máximo, aquello era muy pequeño. Pero al dirigirnos a la taquilla nos vendieron dos tickets a Can Tho así que debíamos estar en el sitio correcto. Ahora no recuerdo la hora exacta a la que salía el bus, pero sí que 20 minutos antes nos dijeron ya que subiéramos. No entendíamos nada, pero allá que nos subimos al bus, al fin y al cabo en los billetes ponía claramente Can Tho. El bus tenía unos asientos diminutos y la música a todo trapo, no podíamos creernos que fuéramos a pasar así casi 4 horas de trayecto. Pero al poco tiempo encajaron todas las piezas: este bus nos estaba llevando a Mien Tay, donde cogeríamos, a la hora indicada en el billete, el bus que finalmente nos llevó a Can Tho. Los asientos eran muy espaciosos y estaban recostados, así que el largo trayecto fue muy cómodo.

La estación de autobuses en Can Tho está bastante alejada del centro de la ciudad, así que cogimos un taxi para llegar al hotel, negociando previamente con el conductor el precio de la carrera. A no ser que se trate de trayectos cortos en la ciudad, es muy recomendable pactar un precio antes de salir (puedes orientarte online con lo que suele costar cada trayecto). Nuestro hotel en Can Tho fue el Fortuneland y fue sin duda nuestra peor experiencia. Las habitaciones son súper amplias y el precio verdaderamente es muy bajo para un hotel de 4 estrellas, pero el personal fue muy poco amable y de hecho creemos que nos duplicaron la tarjeta de crédito. Unos meses después del viaje cargaron a la tarjeta unas compras de joyas y cosméticos que nosotros no habíamos hecho y, aunque recuperamos el dinero al poner una denuncia, fue un pequeño susto ya que la cantidad no era pequeña. Nunca podremos saber a ciencia cierta en qué establecimiento fue, aunque nuestras apuestas apuntan claramente a este hotel, ya que al ir a pagar con la tarjeta y después de pasarla por un aparato que no parecía el clásico datáfono, nos dijeron que no valía y tuvimos que pagar con otra. 

Aparte de eso, cenamos un pescado súper fresco y rico en una terraza que estaba justo al lado: Nhà Hàng hai san & bò tuoi Truòng Giang. Al día siguiente teníamos que madrugar mucho, así que nos fuimos rápidamente al hotel y preparamos todo para el tour que haríamos de buena mañana: crema solar, repelente de mosquitos y ¡a descansar!