Nuestro primer día en Costa Rica empezó, prácticamente como el resto de días del viaje, muy temprano y con un rico café tostado. Tras desayunar rápidamente en el hotel, cogimos nuestro 4x4 y nos dirigimos al norte para visitar la región de Poás.

1. Volcán Poás. Tuvimos suerte de poder visitar este impresionante volcán que está en activo y cuyo cráter principal tiene 1,3 km de diámetro, ya que en años anteriores había permanecido cerrado al público por emisión de gases y cenizas. En verano de 2018, el Parque Nacional Volcán Poás abrió de nuevo sus puertas al público y facilitó un sistema de reservas para acceder a sus miradores. Así pues, reservamos la entrada antes de viajar a Costa Rica, ya que el trámite solo podía realizarse online y así nos asegurábamos la visita por la mañana. El primer acceso es a las 7 de la mañana y la visita tiene una duración máxima de media hora, nosotros reservamos a las 8.40h pues el trayecto en coche desde Alajuela era de una hora aproximadamente.

Creo sinceramente que no podríamos haber escogido un mejor lugar para comenzar nuestra aventura en Costa Rica: la imagen del humeante cráter con su lago verde esmeralda es una estampa difícil de olvidar, algo completamente distinto a lo que estamos acostumbrados a ver. Es muy recomendable ir lo más temprano posible, pues conforme avanza la mañana es más probable que las nubes hagan su aparición y tapen el cráter. A nosotros nos salió un día muy soleado y la panorámica desde los miradores al cráter era sencillamente espectacular. 


2. La Paz Waterfall Gardens. Tras pasar por el hotel donde nos alejaríamos esa noche para dejar nuestro equipaje, nos dirigimos a La Paz Waterfall Gardens, una reserva privada cuyo principal atractivo son cinco impresionantes cascadas envueltas en una frondosa vegetación que deja verdaderamente sin palabras. La entrada es bastante cara (38€ por persona) pero si se dispone de un día entero es un plan muy recomendable. En el recinto también hay un santuario de animales que incluye un mariposario, un jardín de colibríes así como diversas zonas dedicadas a aves, reptiles, monos o felinos. También hay un lago de truchas junto a una piscina donde se puede tomar un baño y bonitos senderos en la zona norte que desembocan en la primera de las cascadas: el Templo. A ésta le siguen las cascadas Magia Blanca, Encantada, Escondida y La Paz. Lo ideal es dejar las cascadas para el final de la visita, no solo por eso de dejar lo mejor para el final, sino porque junto a ellas hace parada el bus que te lleva de vuelta a la recepción de la reserva, hecho que se agradece después de la larga caminata.




Poco antes del cierre del parque, a las 17h, volvimos a nuestro hotel, Vara Blanca Tiquicia Lodge, donde pasamos el resto de la tarde descansando (y menos mal que volvimos temprano porque cuando cayó la tarde comenzó a llover bastante fuerte). El hotel fue una grata sorpresa pues en él se respiraba tranquilidad por todos los lados, sin duda un bonito lugar con unos jardines muy tranquilos y agradables. Tenía varias opciones de alojamiento, nosotros optamos por la habitación doble más económica, que al cambio salía a unos 36€ la noche con desayuno incluido.