Si me preguntaran por un único destino a no perderse de todo lo que vimos en Costa Rica, creo que me decantaría por Manuel Antonio. Su parque nacional, aunque lleno de turistas, es sencillamente espectacular. En él pueden recorrerse idílicas playas de agua turquesa a tan solo un paso de la selva así como ver multitud de animales custodiando los caminos como perezosos, mapaches y monos de varios tipos.


Día 10:

El trayecto en coche de playa San Miguel a Manuel Antonio fue el más largo que hicimos (unas seis horas), aunque por suerte no hubo ningún contratiempo y finalmente no se hizo tan pesado como pensábamos. Paramos a comer en un bar de carretera pasado Jacó y llegamos a Millenium Hostels a primera hora de la tarde. Este alojamiento es una muy buena opción en Manuel Antonio, sobre todo por su privilegiada ubicación a un minuto a pie de la entrada del parque. Además, sus zonas comunes incluyen una pequeña piscina, una cocina y una agradable zona de coloridas hamacas.

1. Playa Espadilla. Fue un gusto llegar a Manuel Antonio y dejar el coche aparcado prácticamente todos los días que allí estuvimos. Una estrecha carretera repleta de hoteles, restaurantes y puestos de artesanía bajaba desde nuestro hostel y llegaba en pocos metros hasta la calle principal, junto a playa Espadilla. Nos encontrábamos sin duda en la localidad más turística de nuestro viaje por Costa Rica, por todos lados aparecían tiendas de souvenirs y bares con happy hour. Sin embargo, el ambiente era muy relajado y se respiraba esa felicidad que solo se encuentra cuando se está cerca del mar. Paseamos a lo largo de playa Espadilla mientras se escondía el sol y cuando anocheció salimos al paseo a mirar algunas tiendas y a ver dónde cenaríamos esa noche. Nos decantamos por Marlins y la verdad es que estaba todo muy rico, especialmente el pescado que pedimos.


Día 11:

1. Parque nacional Manuel Antonio. Este parque alberga tres bonitas playas a las que se acceden por senderos bien señalizados. El primero de ellos, El Perezoso, está asfaltado y conecta la entrada con el resto de senderos del parque. Desde aquí se pueden tomar el sendero principal, que bordea la playa Espadilla Sur, así como el sendero La Catarata, de menos de un kilómetro y que conduce a una pequeña cascada. Aunque las aglomeraciones de gente a lo largo del camino pueden llegar a ser algo molestas, también te avisarán de la presencia de animales. A ambos lados del camino encontrarás monos capuchinos, de cuerpo negro y cara blanca, así como los pequeños monos tití. Más cerca de las playas hay multitud de mapaches e iguanas, y los monos aulladores se escuchan a lo largo de todo el parque.


Antes de dirigirnos a las playas para tomar el sol y darnos un baño, cogimos el sendero El Mirador, que se extiende hacia el interior de la selva. Aunque el trayecto es prácticamente todo subida, las vistas hacia la playa Puerto Escondido y la punta Serrucho valen la pena.


Por último tomamos el sendero Punta Catedral, desde donde se tienen unas preciosas vistas del Pacífico y las islas frente a la costa. El pequeño sendero La Trampa lo atraviesa en parte. Se trata de un yacimiento semicircular que aparece en el extremo occidental de la playa Manuel Antonio cuando baja la marea, que según los arqueólogos fue dispuesto por indígenas precolombinos a modo de trampa para tortugas.


A ambos lados de Punta Catedral se hallan las playas Manuel Antonio, encarada al océano, y Espadilla Sur, menos visitada aunque con más oleaje. Por último se encuentra playa Puerto Escondido, una playa en forma de herradura que solo es accesible con marea baja y a la que se accede por el sendero Playas Gemelas y Puerto Escondido.

Al salir del parque hicimos nuestra tradicional compra de pan, queso, aguacate y zumo de naranja para el desayuno del día siguiente y fuimos a relajarnos a las hamacas del hostel. Ese día compramos también un bonito jarrón en uno de los puestos de artesanía y un coco que nos bebimos tan ricamente mientras echábamos unas partidas a las cartas. Acabamos el día cenando en el restaurante del hostel Costa Linda entre multitud de backpackers. Platos sencillos y ricos cócteles a precios populares.

Día 12:

Nuestro último día en Manuel Antonio fue de relax total. Pasamos la mañana en Playa Espadilla, donde alquilamos dos hamacas y una sombrilla por muy poco dinero. Un par de cervezas fresquitas y un refrescante baño de vez en cuando, no hacía falta más. Comimos unos ricos tacos y ceviche de pescado en Baldi's Fresh y después de comer paseamos por la orilla hasta casi el final de la playa.


Tras la parada de rigor en el súper y en el hotel, cogimos por primera vez el coche desde nuestra llegada a Manuel Antonio y fuimos a cenar al restaurante Claro que sí. Ubicado el el hotel Sí como no, el menú incluye ricos platos e interesantes vinos, aunque sus precios son algo elevados.