Cuando organizamos la ruta por Costa Rica, decidimos incluir la impresionante cascada de Llanos del Cortés de camino a nuestra escapada a la península de Nicoya, y creo que acertamos de pleno. Es un paisaje de verdad impresionante y un baño en esas aguas fue el broche perfecto a un cansado día que habíamos comenzado de senderismo en Monteverde.


1. Reserva biológica Bosque Nuboso Monteverde. La idea inicial ese día era salir tranquilamente rumbo a Llanos del Cortés, pero Monteverde nos enamoró tanto que decidimos pasar una mañana más allí. La mayoría de la gente (entre los que nos incluimos) llega a la zona por el reclamo de las actividades de aventura y conoce su bosque nuboso generalmente desde las alturas, pero caminar por sus senderos es sin duda otra manera de apreciar la inmensidad del paisaje, algo muy recomendable. Existen dos opciones principales para hacer senderismo en Monteverde: la reserva de Santa Elena y la de Monteverde. Hay también otras reservas privadas con senderos interesantes, como la reserva Curi-Cancha o el ya mencionado Bosque Eterno de los Niños, aunque Santa Elena y Monteverde son las únicas de bosque nuboso en la región.


La Reserva biológica Bosque Nuboso Monteverde encierra una selva virgen que aparece y desaparece envuelta en neblina. El agua brota en pequeños arroyos a lo largo y ancho de más de cien kilómetros cuadrados, 13 de los cuales pueden recorrerse a través de senderos bien señalizados. No debéis perderos el sendero que lleva al mirador La Ventana, desde donde, en días despejados, puede verse hasta el golfo de Nicoya y el océano Pacífico. Además, la reserva de Monteverde es un sitio ideal para observar animales. Nosotros tuvimos la suerte de encontrarnos con un armadillo y varios cervatillos. En total estuvimos unas tres horas.

2. Catarata Llanos del Cortés. Tras comer unos bocadillos rápidos cogimos el coche y en poco más de dos horas llegamos a nuestro hotel cerca de Llanos del Cortés. Rápidamente y tras enfundarnos el bañador fuimos directos a visitar la cascada, pues cerraba sus puertas en un par de horas (a las 4 de la tarde). El camino no está muy bien señalizado, pero con el gps no debería ser muy complicado localizarlo. La entrada son aproximadamente 6€ y el parking está incluido. Además, en la propia cascada hay socorristas voluntarios que te indicarán amablemente los distintos recorridos para llegar a otras pozas e incluso pueden acompañarte. ¡Importante no olvidar el repelente de mosquitos!


Pasamos el resto de la tarde descansando en la piscina del hotel. La verdad es que la oferta de alojamientos por esa zona no era tan amplia así que nos vinimos un poco arriba y nos decantamos por el hotel Hacienda La Pacífica, donde pagamos 60€ por la habitación con desayuno incluido. Los jardines son realmente bonitos y en ellos viven un montón de animales como monos y cervatillos.