Primer día en la capital austriaca y un montón de lugares que visitar. Hoy veremos los rincones y monumentos emblemáticos, ubicados en la zona centro (Innere Stadt).

1. Hofburg (Michaelerkuppel). El palacio imperial de Hofburg es el más grande de la ciudad y durante más de 600 años fue la residencia de la dinastía Habsburgo. En él vive actualmente el presidente de la República austriaca. Además de los despachos del presidente, los doce edificios que lo componen albergan antiguos salones imperiales, museos, una iglesia, la Biblioteca nacional austriaca y la Escuela de equitación española. Lo mejor es acceder por la puerta de San Miguel para situarnos bajo la gran cúpula de San Miguel. Si continuamos en línea recta llegaremos a la Plaza de los Héroes (Heldenplatz), donde se puede apreciar la monumentalidad del complejo.



2. Casa Loos (Michaelerplatz 3). Saldremos de nuevo por la puerta de San Miguel para apreciar este edificio moderno diseñado por Adolf Loos a principios del siglo XX. Fue muy criticado en la época, pues los habitantes de entonces no comprendían una fachada recta sin ningún tipo de filigrana ni decoración.


3. Graben. Esta calle peatonal, cuya traducción al español sería "foso" o "zanja", es una de las principales arterias de la capital. Su nombre le viene de los romanos, ya que éstos construyeron a lo largo de ella una zanja para protegerse de posibles ataques. A finales del siglo XVII se construyó en medio de la calle la Pestsäule, una columna para conmemorar el fin de la peste que había azotado Europa en los años anteriores. Esta calle, que combina los típicos edificios vieneses con otros de arquitectura moderna, alberga también muchas tiendas de ropa. Un ejemplo de ello es un H&M un tanto curioso, que conserva el aspecto de un antiguo taller de sastre que estaba allí emplazado: su fachada de mármol, las paredes de terciopelo, las columnas y lámparas modernistas y hasta el cartel que todavía reza "E. Braun & Co.".

4. Stephansdom (Stephansplatz 3). Su gran torre en forma de aguja, su bonito Tejado de los Azulejos (que tuvo que ser ampliamente restaurado tras la segunda guerra mundial) y sus coloridas vidrieras la convierten en un punto fundamental de la visita. La entrada a la catedral es gratuita, aunque hay otras zonas a las que se accede pagando unos 4 ó 5 euros, como las catacumbas o la subida a la torre.


5. Reloj Anker (Hoher Markt). El famoso Ankeruhr está situado en la plaza más antigua de Viena. Diseñado en cobre y bronce, está formado por doce personajes ilustres, que van moviéndose a través de él para situarse, cada uno, en el centro del reloj cuando da la hora en punto. A las 12, todas las figuras desfilan juntas a ritmo de música clásica.


6. Judenplatz. Callejeando sin rumbo fijo llegamos a esta plaza donde se asentaba el gueto judío durante la época medieval. Junto a la estatua de Lessing, un dramaturgo y crítico alemán que luchó por los derechos de la comunidad judía, una escultura de hormigón preside la plaza. Se trata de un monumento conmemorativo del holocausto de la artista británica Rachel Whiteread, que bajo mi punto de vista tiene un conjunto de obra espectacular. Los lomos que conforman los muros y su puerta imposible de abrir nos hablan de múltiples historias no narradas, encerradas para la posteridad bajo un armazón de extrema dureza.

7. Am Hof. En el número 14 de esta plaza, muy cerca de la Judenplatz, dio Mozart su primer concierto con tan solo 6 años. Es una de las plazas más antiguas de la ciudad, pues ya existía durante la época romana. Vale la pena perderse caminando tranquilamente por los alrededores de ambas plazas.

8. Jesuitenkirche (Dr. Ignaz-Seipel Platz 1). Encontramos esta iglesia de casualidad, cuyo exclusivo y recargado interior alberga unas robustas columnas salomónicas de mármol realmente impresionantes. De camino a la Jesuitenkirche pasamos por unas bonitas calles interiores, donde se encuentra uno de los restaurantes más típicos de la ciudad, el Figlmüller (Wollzeile 5).


9. Stadtpark. Este parque de estilo inglés es el lugar perfecto para descansar después de la caminata de la mañana. Nosotros llevamos un picnic y comimos sobre la hierba, como hacía buen tiempo no éramos los únicos. Uno de los rincones más visitados del parque es la estatua de bronce dorada del violinista Johann Strauss. Tampoco dejes de visitar el Kursalon, un edificio cuyo uso inicial fue la realización de tratamientos terapéuticos, pero que posteriormente se ha usado como salón de baile.

10. El paseo desde allí a la Karlsplatz es muy agradable. En Viena sucede que te vas encontrando con bonitos edificios a tu paso (algunos de ellos son casas comunes que no aparecen ni en las guías) y que constantemente nos recuerdan su pasado imperial, por lo que muchas veces ir paseando sin más puede convertirse en todo un descubrimiento. Una vez en la Karlsplatz destaca ampliamente la Karlskirche (Kreuzherrengasse 1), una iglesia barroca del siglo XVIII levantada en honor a San Carlos Borromeo, patrono de la lucha contra la peste, una vez erradicada la plaga en la ciudad austriaca. La visión exterior con el estanque enfrente, la llamativa cúpula de la iglesia y sus dos columnas trajanas, que narran la vida y obra del santo, es francamente bonita. Como sucedía en el Stadtpark, este parque vienés tiene mucho movimiento en los meses más calurosos del año. Aunque tampoco es demasiado grande, vale la pena darse una vuelta y visitar los pabellones metropolitanos de estilo Art Nouveau que alberga en el lado norte, la Karlsplatz Stadtbahn Station. Uno de ellos continúa siendo la entrada al metro, mientras que el segundo es actualmente una cafetería.


11. Muy cerca de allí se encuentra otro importante edificio modernista, el pabellón de la Secesión (Friedrichstrasse 12). Su cúpula dorada es localmente conocida como "el repollo" (Krauthappel), aunque su mayor atractivo reside en el Friso de Beethoven que Gustav Klimt pintó a inicios del siglo XX. Además del friso, que está expuesto de manera permanente, se pueden visitar de dos a tres exposiciones temporales de arte contemporáneo.

12. La Ópera de Viena fue el primer edificio en asentarse en la Ringsstrasse. Lo cierto es que este edificio renacentista defraudó tanto a los habitantes de la capital que su arquitecto terminó por suicidarse. Se puede hacer un tour guiado por unos 8 euros, aunque creo que la mejor opción es reservar una tarde/noche e ir a ver una ópera. Así, no solo se disfruta del espectáculo, sino que se puede visitar el edificio por dentro. Las entradas varían mucho de precio según la localización, pero si se reservan con antelación pueden salir muy económicas. La opción más barata es comprar las entradas de pie, que no cuestan más de 4 euros.

13. Albertina Platz. En ella se encuentra el famoso Museo Albertina, una de las pinacotecas más importantes del mundo. Reconozco que cuando visito una ciudad, lo primero que busco en materia artística son los museos y galerías de arte contemporáneo. El arte moderno a veces ya es demasiado antiguo para mí, así que normalmente descarto este tipo de museos (aunque con algunos como el MET de Nueva York he hecho alguna excepción). Apartando esta apreciación personal, creo que Viena tiene otros museos modernos mucho más interesantes que el Albertina (y también más abarcables por su tamaño) que merece más la pena visitar, tal vez otro día de la ruta. Lo mejor siempre es consultar la colección permanente y las temporales, por si hubiera algo que nos interesara especialmente.

14. Burggarten. Un bonito parque público que fueron originariamente los jardines privados del emperador Francisco José I, marido de Sisi. En una ciudad en la que la música clásica está más que presente, no podía faltar una estatua a un reconocido músico en prácticamente cada uno de sus parques: en este caso, el Burggarten alberga la estatua a Mozart. En el noroeste, un bonito pabellón modernista acoge un elegante café y La casa de las mariposas, un espacio donde conviven centenares de mariposas exóticas.

15. Después de un intenso recorrido por la ciudad, aterrizamos prácticamente en el mismo lugar donde comenzamos la ruta por la mañana. Justo enfrente de la Heldenplatz (plaza interior del Hofburg), se encuentra Maria-Theresien-Platz, una amplia plaza presidida por el monumento a María Teresa (Maria-Theresien-Denkmal). Prácticamente simétricos, el Museo de Bellas Artes y el Museo de Historia Natural rodean la plaza con un único detalle que los diferencia: la estatua que los corona.


16. Parlamento (Dr. Karl-Renner-Ring 3). Con una arquitectura que recuerda a la antigua Grecia, el parlamento de Austria está precedido por una fuente denominada Pallas Athene.

17. Teatro Nacional (Universitätsring 2). El Burgtheater es uno de los principales teatros de habla alemana. Como muchos otros edificios vieneses, fue destruido durante la segunda guerra mundial y reproducido posteriormente. Acércate y entra, ya que se puede visitar el hall central.

18. Rathaus (Friedrich-Schmidt-Platz 1). El ayuntamiento vienés es de estilo gótico y fue construido a finales del siglo XIX. Un pequeño parque permite tener una vista del conjunto, tanto del ayuntamiento como del Teatro Nacional, que está justo en frente.


19. Universität (Universitätsring 1). Operativa desde finales de la Edad Media, la Universidad de Viena comprende muchos de esos edificios en los que estudiar no debe hacerse tan duro. Vale la pena entrar y visitar el claustro, que cuando hace buen tiempo se llena de hamacas donde poder relajarse sobre el césped.

20. Iglesia Votiva. Este impresionante ejemplo de neogótico está inspirada en la catedral de Colonia. Su interior y la explanada de césped que la precede bien merecen una visita.